Hoy os revelaré algo que me costó ver y que aún hoy debo pararme y escucharme para saberlo.
El sexo es la fuente más potente de energía y de limpieza espiritual pero sólo cuando lo haces desde el deseo de tu cuerpo y alma.
Esto parece «loco» pero tenemos sexo por miedo a que el otro se enfade, para que no se sienta rechazado, para conseguir algo material o emocional, por ejemplo autoestima o sentirnos amados y este es el mayor error y lo que más ensucia el sexo y su energía.
Cuando practicamos sexo con más expectativas o deseo del disfrute y la conexión con el otro, nos quedaremos sin energía y en ocasiones llegará más miedo, culpa o tristeza.
Al igual que no mantener sexo por aparentar ser castos, puros o lo que determina una sociedad castrada. Retener esa energía nos enferma.
Es mi teoría que nada tiene que ver con ciencia, pero os invito a coger conciencia de ello y que veáis el cambio que se produce